Pie y tobillo

Siendo un bípedo implume, tal fue la descripción de Platón para definir al ser humano, está claro que el peso corporal se descarga sobre nuestros "indefensos" pies.
Pies que deben proporcionar resistencia al peso pero también permitir el movimiento al andar.


Para cumplir con este objetivo tan exigente, teniendo en cuenta que, además, debe adaptarse a determinados calzados poco adecuados, el pie dispone de 20 músculos propios, 26 huesos y 31 articulaciones ¡toda una obra de ingeniería en movimiento!
Toda este entramado se relaciona íntimamente con el tobillo ya que todos los músculos que le permiten el movimiento lo hacen también con el pie.